13 de agosto en Madrid. Fue a primeras horas de la tarde, en el convento de las Hermanas Concepcionistas Franciscanas de Caballero de Gracia, cuando sor Rafaela entra en éxtasis. Está reunida con sus hermanas en el coro de la Iglesia en oración  y se dispone a entablar conversación privada con la Virgen ante el susto de sus compañeras.

Estamos en el siglo XIX, en lo que queda de una España desguazada sin alma ni imperio ni Dios. A merced de masones, progresistas, liberales, borbones y demás daños colaterales que se arrastran desde hacía años ya. La monjita era un talento envuelto en belleza madriles nacido en Cuenca. Allí desembarco a la vida en un trance amargo y brutal desde «el corazón de hiena» con el que se describió a su madre. María de los Dolores Josefa Anastasia de Quiroga, Sor Rafaela en este día referido y Sor Patrocinio para la historia, fue apodada despectivamente por la canalla como «la monja de las llagas», haciendo así desprecio y mofa de un don divino. 

Nuestra monja tuvo una vida intensa que daría para una serie. Documental que en sí, valdría para explicar la sublimidad personal del sufrimiento, la revelación privada que viene de lo divino y una explicación trágica de lo que es un siglo decadente en España. Posiblemente esta raíz infante del sufrimiento, le hizo tener amistad con una Reina no ajena a tal sentir. Porque Isabel II es una de las reinas más maltratada por la historia, oficial y amateur que, desde el aprovechamiento de un triste abuso personal que marca, han hecho categoría y chanza para la descalificación de la persona olvidando unas obras más que exitosas. 

Las reinas y las monjas en España siempre han sido presa fácil para un poder arribista y depredador que hace de la calumnia su fuerza ideológica. Si a esto unimos a una Vírgen cuyas apariciones en España recorren desde Aragón, con su Pilar, hasta San Sebastián de Garabandal, – ambas con mensaje ignorado – ésta que recordarnos hoy en Madrid cubren toda una historia de Corredención y análisis geoestrategico que, viniendo desde Arriba, pasa desapercibido para un pueblo zote.

María en Madrid eligió la mejor advocación que mejor le sienta en España: el Olvido. 

Así que hoy, bajo el hábito de sor Patrocinio, celebramos a tres-mujeres-tres con no poca alegría: una Reina, una Monja y una Madre. Un punto en común: han hecho de su sufrimiento, sentido y lucha. Cruz. Exactamente lo contrario del producto feminista con sus entes de género y ansiolíticos propicios para la autodestrucción. 

A estas Tres Mesetarias que de su Cruz hacen surco de fuego, cada una en su diferente grado de Gloria y jerarquía. Gracias. Guapas.

Ave Maria, Gratia Plena.

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