He visto la famosa peli en dos pases. Cuando me entró el sueño en la primera mitad, lo dejé. Y sólo volví a reanudarla dos días después para ver cómo ponían a Kennedy. Tengo la disciplina de terminar todas las pelis que empiezo, así como los libros.  Costumbre que trato urgentemente de eliminar, como paso a la madurez que da la creciente escasez de tiempo. 

«Blonde» es aburrida, lo digo ya. Lo es, porque una peli no es una mera sesión de escenas para lucimiento de una estrella. Hace falta una estructura que seduzca, no un mero «showing off» que muestra el duelo entre actor y director obviando el fundamental guión. El director se intenta lucir cambiando formatos, color, efectos, lentes…y demás, mientras la actriz imita a la estrella. Se parte de una imagen, adivinamos foto de archivo, para elaborar una secuencia de imágenes de arte y ensayo. 

Marylin es un mito. Y como tal, es biografía de buffet libre donde cada cual puede comer lo que quiera y empezar por el postre, si quiere. El mito, leyenda, icono, tiene la maldición de que a uno, en fondo y forma, no le interese descubrir su vida real. El mito engorda a los que lo admiran, creando no la verdad del sujeto, sino lo que se imaginan del mismo. La autora del libro en que se basa el film, no se basa en una realidad más allá de la opinión de la autora. Si a eso se le añade la imaginación de un director que «se basa» en dicho texto, la mezcla es el desguace último de Norma Jean.

En fin, Marylin ha sido sacrificada de nuevo, por una peli malísima de la cual sólo ha resucitado una protagonista que me temo que irá camino del olvido.

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