Se pasó la semana santa dejando un eco de carraca de anuncios capitalistas con mal gusto. Es la serie de anuncios que la multinacional de hamburguesas hizo en Sevilla. En Madrid hubo algo de eso hace tiempo, pero aquí pasamos mucho del tema y se extinguió solo. Uno no sabe si es bueno o malo el desinterés, pero las pseudo blasfemias que desde los años 70 campan por los aires, como los demonios de San Pablo, han dejado insensibilizada a una población que, en sí y por muchos pasos que lleve a los costales, ni reconoce ni sabe todavía que es totalmente atea. 

El tema es complejo desde un punto de vista psicológico y tremendamente sencillo desde el económico: el eslogan de las hamburguesas no ha calado, porque resulta más un ejercicio becario chorra que un escandalazo pensado. Sin embargo, hay una parte del personal hipersensible que en su pasión en echar al torpe ejecutivo del Burger, no han visto, o no quieren ver, lo que ha hizo nuestro King, o sea el Rey. Cuando en esa misma semana decidió, ante el desinterés patrio, romper con la tradición de la misa de Pascua en Palma. Esto es mucho más interesante, por grave, que un departamento becario haya patinado en un eslogan. Y más equiparable al sentimiento religioso herido, que supone la generación de ideas. 

La Corona vive de las tradiciones, y esta misa era una de ellas. Y vive porque esa institución reclama en sí y para sí de forma directa o elíptica la tradición como fuente de su ser. Es posible que el Rey pase mucho de la Iglesia, o quizá Felipe, fiel a su logia, prefiere aceptar cosas como la orden de la Jarretera otorgada por la papisa, jefa de la iglesia anglicana y de Estado de ese otro Reino que, encima, es enemigo. 

Nuestra familia Real así va de laica, de guay, de nada, despreciando ejercer públicamente un catolicismo en el que seguro no creen, pero es parte del sueldo no reducirlo a ámbitos opacos. 

Ya no nos extraña nada porque, en el fondo, cada grupo va preparando su agenda y la de Felipe es, la del pin que lleva en la americana. Recomiendo a los entusiastas de la ejecución del ejecutivo del Burger que no se cansen y que apunten mejor.  

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