Si algo hay que agradecer al grupo político de VOX y su moción de censura, es el habernos mostrado el diagnóstico definitivo, no sólo de la situación puntual de España, sino de todo un periodo lamentable que producirá el colapso de su Estado. 

VOX, en su intervención y paso al frente, no ha hecho más que unos discursos necesarios y plenos de sentido común, que serán más entendidos por la Historia, que en el momento presente. Porque en una situación que muchos consideramos del todo irreversible, alguien tiene que dejar testimonio público en cámara de representantes de las causas y comportamientos que significarán el fin de un proyecto fallido. Y lo han hecho en un entorno histórico de enfermedad planetaria que supondrá un cambio de ciclo donde se hacen ya evidentes y letales los tumores internos y las amenazas externas. 

Dicho análisis tiene la mayor visibilidad desde el momento en que todas las fuerzas del hemiciclo, se han posicionado en contra y así descubierto sin rubor y honestamente quienes son y a quién representan. Desde luego no vamos a sorprendernos de las fuerzas de carácter social comunista que rigen el país, así como los que directamente quieren acabar con el conjunto desde un nacionalismo que no es más que secesionismo. Ambos bloques siempre han resultado coherentes en su labor de demolición y poco hay que descubrir en su acción. 

Más patético, si cabe, aunque en modo alguno sorprendente a estas alturas, es la acción de ese ente  llamado PP, comparsa y cómplice de los anteriores. Grupo para el que todo esté análisis póstumo, lejos de ser debatido o discutido se despacha como «tomadura de pelo». El engaño de este partido no es tal porque, como descubrimos tristemente en 2011, todos comparten las reglas de un juego sucio de un sistema interno y corrupto como, y esto es lo más importante, la adopción de esa lacra externa llamada Globalismo. 

Quizá esta palabra es la que más he echado de menos del discurso de Abascal. El Globalismo de hoy no es sino el equivalente exacto y continuación del Comunismo del siglo XX: la subversión de una nación en aras de poderes externos que, eliminando la identidad de un país termina diluyéndolo. 

VOX se calificó desde el principio como partido Patriota, adjetivo que no es ni folclórico, ni sentimental, ni de instinto de rebaño. Hoy y siempre, el Patriotismo es la única posibilidad de supervivencia de un ente político. Organismo que se reconoce donado por los antiguos y que aspira a una proyección hacia la eternidad desde criterios propios y nacionales. VOX, con todos sus defectos y no pocas limitaciones, tiene el garante moral de ser es el único partido que se define y actúa como patriota en España y por tanto el único que tiene una opción de luchar por su supervivencia. Por lo tanto, ni puede ni debe tener apoyos en este juego de partidos más que de la conciencia de la gente u organizaciones que sea capaz de convencer.

Ni me engañó ni desde luego soy optimista, porque ya está todo muy pasado de rosca en todos los aspectos, pero tengo Esperanza, aunque sea por educación y disciplina moral. El futuro es nefasto y por supuesto la solución no vendrá por la vía del poder político. En todo caso se agradece que se ponga sobre la mesa el «quién es quién» de los protagonistas de un juego que como la ruleta rusa, acabará con todos. La Historia va a ser inmisericorde con toda esta época, la de la «generación más preparada» que se inundará de vergüenza, pero se agradece este debate que va a ser objeto de estudio con lupa en los próximos tiempos.

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