FINALE

Y al alba nos derrumbamos en un banco; estación de provincias, lugar propicio de despedidas. La hemorragia interna se calienta con un último café cargado de recuerdos, dando sorbos de soslayo e impresiones, cortado de instantes. Apuramos en calma, leyendo en los posos un pretérito perfecto de imaginería concentrada que se revive en perfiles de dársenas para encarnarse, finalmente, en espectros de salas de espera. Nos acompaña así el luto una procesión de personajes que beben brandy y fuman tan temprano.

En esta anochecida del silencio nos despierta la voz metálica de un noctámbulo que canta su vida a turistas ociosos; llena el duelo de la espera con su biografía de jubilado cachondo. La Mesetaria me mira con el perfil de su sonrisa leyéndome un pensamiento que ya domina. Los espíritus inquietos no descansan nunca, absorbiendo la realidad a cada paso,  asistiendo en nuestro palco a la escena del espontáneo actor de este finale. De repente, sin querer ni quererlo, llega un autobús tardío que gira al norte, nos levantamos perezosos y me fundo en su abrazo, para salir forzado. El rito de la madrugada de julio acaba donde empezó: en su pelo. Beso sinfónico a la mente, llenando con una metafísica rubia las vías grises donde veo campos de trigo, entre aroma a hembra y vida.

MESETA

Fue apenas ayer, cuando gritábamos versos a un verano de cristales abiertos. Aceleraba la libertad en el asfalto forzando, por fin, a enmudecer un GPS en ausencia de cartografía, temblando flechas en su confusión. Es cuando flaquea la cobertura y desaparecemos del mapa y los satélites, cuando encontramos nuestro espacio propio. Entonces jugamos a hacer una brújula singular en baile de puntos cardinales que siguen nuestro cantar que mastica literatura en nuestra banda sonora de boleros, tangos, copla… Queda así inaugurado un viaje entre fronteras, de la Meseta a la montaña, en diagonal, que fluye entre horizontes con curvas, hasta verticales que gimen al cielo, entre países y territorios. Viaje total, en fin.




ACUARTELAMIENTO MONTAÑÉS

«donde veas la bandera»

Hay dos banderas, la del cuartel y la del pueblo. Es la misma duplicada, encaradas frente a frente. Hay un escudo escondido, el de siempre – el proscrito – escoltado por leones en su túnel abandonado. Hay una trinchera en un balcón. Allí un hombre con barba de legión, vigila y nos saluda. Es un tipo que no duerme, que escribe de madrugada y se alza para saludar al sargento que tiene enfrente. Se dan novedades junto a veinte guerreros de tricornio y se vuelve a sentar. Cami, nuestro amigo, es la imaginaria de España, lámpara última que alumbra la seguridad de su tierra entre el rosario y la guardia de montañas. Nos damos un abrazo prolongado, continuando aquel reencuentro de hace décadas.

STELLA MARIS

Vinimos a ver a Cami y nos quedamos deslumbrados por Stella. Nombre que me lleva a dos imágenes: Stella Maris y «Stella for Star». La primera guía a los buques y la segunda fue declinada por una diosa en “un tranvía llamado deseo». Esta Stella, nuestra Stella, no se agota con las anteriores descripciones. Su energía maña de ojos verdes nos sorprende a porta gayola y, cuando todavía estamos estudiando el color exacto de sus ojos, nos muestra el mundo inventando un bosque encantado, resumiendo los matices de un mundo a la medida de su mirada.

FAMILIA

Comemos en familia. Las mujeres matizan la conversación mientras nosotros devoramos carne y bebemos vino. Las chicas desarrollan a los hombres, los explayan. Si hubiera estado solo con mi compadre nos hubiéramos quedado encerrados en nuestro bucle reaccionario y melancólico, en nuestra charla rica de camaradas que va desde el Concilio de Trento hasta Maureen OHara. Entre el antiguo régimen y las diosas paganas nos sacan nuestras compañas dilatando las conversaciones, civilizando discursos, conquistando realidades.

Los hijos son la síntesis de padres. La rúbrica o borrón a una forma de ser. Conociendo a los hijos se conoce a sus padres siempre, lo contrario… a veces. De una pareja buena no se puede esperar más que bondad. En la mansión esperan los vástagos. No hay más que verlos para ver que Cami y Stella han hecho sentido de su biografía. Hemos venido a un hogar y salimos de una casa con un gato que nos invita a quedarse. Gracias.


FRANCIA

Tras los postres cruzamos la frontera fantasma. Excursión dandi que nos lleva a una Francia de carretera solitaria entre vegetación y castillos, Cristos crucificados en las cunetas y Vírgenes que bendicen desde las rocas. Gendarmería ociosa de gabachos y pueblos lejanos. Nos encanta esta Francia, solitaria y bucólica, Pirineos prolongados en paseo de siesta. Francia y Candanchú de vuelta, recuerdos infantes de cuestas sin nieve, exceso de rampa verde. Al fondo, montañas nevadas y contraluz.

ROMA Y EL REINO DE LOS CIELOS

Hemos explorado el Reino de los Cielos vía Reino de Aragón. Explicación necesaria y complementaria de nuestra Vieja Castilla. De Isabel y Fernando el espíritu impera, moriremos besando la sagrada bandera. Nos vamos con lágrimas internas cantando alegrías entre vías barrocas, casas-fortalezas de leños, iglesias fortificadas, nostalgia de nieves. Salimos tras nuevas curvas de vértigo que nos enderezan la pasión, bajando picos que claman al cielo, escalando autopistas a la eternidad.

Paramos entonces bajo el sol para encontrar la permanencia del imperio hispano en Roma. La Mesetaria pisa fuerte en calzado pitiminí mientras se cubre la cabecita con sombrero de Doctora Livingston. Pasea así grácil bajo un sol de infierno que golpea la planta imperial de los restos de termas de Hispania. La observo desde mi gorra y la fotografío a contraluz mientras un haz de fuego hace pasto en su ser como una aparición.

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