Leemos esta mañana: «La justicia francesa ha condenado a cadena perpetua al ex dirigente de ETA Mikel Carrera Sarobe, alias Ata, por el asesinato el 16 de marzo de 2010 del policía francés Jean-Serge Nérin, a quien se considera la última víctima mortal de la banda terrorista.»

Todos de acuerdo, formas de hacer y deshacer, En España los tratamos de otra manera. Decíamos en 2006…

21/7/06

Txapote se crece por momentos. Está empezando a perder la paciencia y empieza a aporrear la pecera cristalina e insultar al personal. Está inquieto y no se quiere sentar ni levantar cuando lo diga el juez, Txapote se levantará y sentará cuando él quiera (como si fuera un niño hiperactivos de la L.O.G.S.E.) y así se lo ha hecho saber a todos. Pero se le ha escapado algo más: ha dicho Txapote que eso es un circo y que el monigote precisamente no es él.

Hay que fastidiarse (o joderse, sin perdón), pero hay que ver la razón que tiene este psicópata. Este chaval, después de toda una vida apuntalando nucas españolas, esta vez remata en el clavo, en ese terrible clavo que sostiene a todo un Sistema desde hace tiempo.

Porque el circo es una escenificación, algo que no es real, algo que está hecho para divertir o distraer a la gente. En este caso no es diversión ni mucho menos lo que nos muestran, pero si distracción. Los únicos puramente inocentes e ignorantes bajo la carpa son los familiares de la víctima y los espectadores que reclamamos justicia. A partir de allí, el resto de los actores, me temo que saben un poco de que va este rollo.

Vayamos por partes: aparentemente, lo que nosotros y las víctimas vemos en nuestras dioptrías puras, es a un psicópata que está siendo juzgado por crímenes terribles. No parece que haya dudas sobre su culpabilidad, está bastante claro que el sujeto ha perpetrado los crímenes. Esto no es una peli americana de “black noir” donde hay que descubrir si fue o no fue él. Ha sido él, lo dice, está muy orgulloso y pide que le dejen en paz. Por tanto se le aplicará la ley y se le hará cumplir una pena, ese es el proceso normal, e insisto lo que aparentemente estamos viendo.

Pero sabemos que eso no es realmente así. Que la Realidad en España NO-ES-ASI.

Hay un juego sucio entre bastidores, un truco, una trampa. Todos los actores en el circo de los horrores están cumpliendo lo mejor que pueden su papel, pero Txapote que es más espontáneo y primario que el resto, se queja, se cansa como los niños malos y de repente nos suelta a todos, como mensaje arrogante, que esto es una escenificación, que hay monigotes en escena y que precisamente él no es uno de ellos. Txapote rompe el espectáculo desvelando el finale de la ópera bufa antes que el resto, cual personaje que se sale del guión de una obra de teatro del absurdo del mejor Coucteau.

Y dice esto, el bueno de Txapote, porque ya se sabe el final del cuento y le aburre un poco. Sabe que al final del acto se le comunicarán una cifra cuantificada en años. Una cifra de condena que ya de por sí es mentira. Él sabe que por definición, nunca, nunca en España los delincuentes van a cumplir la cifra que allí se diga.

Ya tenemos el primer truco. Condenado a 30 o 50,000 años en España es lo mismo, es como robar a partir de una determinada cantidad, no importa. Lo chungo, piensa Txapote son las pequeñas cosas que hacen los pringaos. Esos van al talego y quizá pagan (bueno quizá en el nuevo Estado tampoco, qué más da). En fin, él sabe que no es un pringao ni mucho menos. Sabe que los de su raza, gudaris con rol de preso político, son tratados en las prisiones de forma diferenciada, tienen y han tenido un estatus especial y más ahora, que encima están ganando la batalla, ahora que han sido nada más y nada menos que declarados Conflicto desde los altos poderes del Estado que han acribillado. Otro título a añadir a la heroica lucha, un título que da derecho a negociar y a pasar por encima de los códigos civiles y penitenciarios, por encima de cualquier código.

Sabe que el verdadero partido, que no será un circo ni teatro ni historias, está por llegar dentro de poco, de muy poco y que será en sitios más elegantes sin televisión ni peceras incómodas. Allí se hablará de él y los suyos en términos de amnistía de facto o descarada.

Eso es la famosa negociación (entre otras cosas), porque… si no ¿de que cojones (sin perdón again) van a hablar pues?

Hace calor en Madrid y a Txapote le cansa toda esta farsa. Txapote sigue posando: con estos gestos que hace, con esta rebeldía, está ganando puntos con sus compañeros y proporcionando imagen para los “mariatxis” que le van a dedicar mañana los cantautores amigos entre pintxos y homenajes de hijo predilecto.

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