«A la pregunta de un periodista sobre lo primero que tiene que cambiar en la Iglesia para mejorar su presencia en la sociedad, la Madre Teresa de Calcuta contestó: usted y yo»


El personal estalla en un último aplauso en esta tarde de martes en un Madrid primaveral. La sala del Hotel Intercontinental, repleta de incondicionales, se ha entregado a la palabra dura y directa de María San Gil que termina así su intervención al lado de un Mayor Oreja que muestra una sonrisa aplaudida entre el cariño y la barba.

Mayor ha presentado una hora antes a San Gil en el ciclo de conferencias que organiza la Fundación que preside de «Valores y Sociedad». Charlas del gozo de un número fiel de peregrinos que se encierran en fortalezas para intentar entender las causas de por-qué-estamos-como-estamos en estos tiempos rotos reducidos a la palabra crisis. Crisis que, como recalca el presentador, no es solo económica, sino de valores que se buscan sólidos en personas ejemplares que viven en sociedades líquidas, en terminología de Bauman.

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En este ambiente, me acomodo en las últimas filas del lateral pensando en otras conferencias del mismo tono como aquella de Isabel San Sebastián en el Casino, Otero Novas en mi parroquia de Goya, o las de las víctimas en el Retiro… en ese denominador común de la búsqueda de explicaciones a una situación que afecta y se enfoca, sobre todo en la persona individual.

Se trata pues, de buscar personas ejemplares, remarca Mayor y hoy nos toca escuchar el punto de vista de María San Gil. Ángulo muy anhelado porque siempre he visto a la ponente presentando a otros, cuando esta chica, más que ejemplar, es un género en sí misma: un arquetipo bello, terco e independiente, morena expresionista de verdades entre gestos y ceños fruncidos que se desarrollan en medias sonrisas.

Tras el recuerdo a otro mito, el siempre imprescindible Gregorio Ordóñez, comienza María desde el principio, es decir desde los principios, desde el humanismo cristiano y de su importancia en las raíces de Europa, savia ignorada por un francés – Valéry Giscard d´Estaing  – que se negó a incluir cualquier referencia del tema en la redacción de la Constitución europea, pero refrendada, increíblemente, por un anglo: James Cameron que, felicitando la Pascua, glosó los valores del cristianismo en dos minutos y medio. Entre esos extremos, navega el relativismo patrio de un presidente español al que solo imaginar una acción semejante mueve a la patética sonrisa.

Relativismo. La palabra clave ya está pronunciada, cartas sobre la mesa, «lepra del siglo XXI» que, a partir de esta introducción de la gran política, baja a la realidad de la calle con sus efectos colaterales devastando familias y personas. Así se va manufacturando el moderno hombre «flexible», desde un valor inexistente siendo la principal encarnación lógica de los principios líquidos. María habla con pasión, in crescendo, de mirada dilatada que apenas toca el folio.

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En plena euforia, los retratistas oficiales se han retirado y me levanto, entre gesto y gesto, para sacar la cámara, enfocar y buscar la metáfora visual de todo esto. la encuentro desde el plano de un cuadro de La Señora Cibeles al fondo mirando atenta desde su carro de leones. Miro a ambas, Cibeles y San Gil, apasionada como otra divinidad guerrera y me parece que esta última, el guardián lo tiene al lado: el gran Mayor, fusión de león melancólico y profeta grave, rol merecido en este panorama político español, que, como Casandra, todo lo acierta y nadie le cree.

Me siento de nuevo para y escuchar esta teoría de la relatividad que abarca todo, diseccionada por María en lo económico, lo moral y lo político. Apago la cámara y bajamos así desde el firmamento de diosas a la realidad de nuestra tierra, piel de toro, definido lucidamente como «país de cigarras» que saldrá de la crisis económica, pero que no convertirá su actitud en aprendizaje para ser hormigas.

Cigarras felices, que siguen ciegas un modelo de mercado que fabrica nuevos modelos y núcleos: la familia moderna en tipología mercantilista de coca-cola desde la sonrisa homosexual a la madre soltera ignorando la llamada tradicional.

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En fin, de la familia a la patria, ya indigna desde el tema sangrante de una paz indigna y negociada dejando 300 asesinatos sin resolver, como ya describimos hace unos meses ante el silencio de una población mutilada. Así el desprestigio de la Nación, de España, es devastador, protagonizado, por los nacionalistas apoyados y alentados por ex presidentes con sus conceptos discutidos y discutibles de todo.

Ese es el panorama que nos describe la diosa guerrera desde la rabia para concluir en una esperanza que no puede partir más que de lo que hablábamos desde el principio: la persona, sujeto activo de “casi” todo. Entonces no puedo más que acordarme, de nuevo, como siempre, de la arcas de hombres libres que escribía Alasdair MacIntyre.

Aplausos y agradecimientos, miro alrededor, vuelvo a enfocar y hago una foto al público pensando, agridulce, que siempre somos los mismos. Es cuestión, como siempre, de hombres y mujeres que quieren ser libres y no se resignan. Me levanto mirando de reojo a las diosas y sus leones respectivos mientras salgo a dar un paseo por la Castellana con sus colores del mes más cruel y bello según TS Elliot.

1 thought on “MARÍA SAN GIL: CONSECUENCIAS Y MANIFESTACIONES DE LA CRISIS EN ESPAÑA

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