Pasa el tiempo cada vez más deprisa, helando nuestra vejez con frías hemerotecas. Hace dos años fallecieron dos Divas de armas tomar, Sara Montiel, la actriz que cambió la imagen del cine patrio mirando el horizonte de Hollywood y Margaret Thatcher, la mujer de hierro que cambio un país y una época desde el dogma del liberalismo.
Rezo una plegaria mientras paseo por la calle de la primera donde, entre el cielo y yo, debe estar su famoso ático. Miro hacia arriba y me vienen a la cabeza dos pelis: ‘El último cuplé’ y ‘El Crepúsculo de los dioses’. La primera es la imagen que me lanza mi memoria desde el trabajo de la Diva en el celuloide. La segunda – que, como sabemos nada tiene que ver con su filmografía – es la imagen que yo, por lo que sea, tengo de ella. El Cuplé es una de las grandes pelis del cine nacional que vi tarde y me impresionó, no ya por la música o la actuación, sino porque me encantó la forma tan clara en que se muestra el mundo de los cabarets, cupletistas, madres de cupletistas, amantes de cupletistas y señoritos, el madriles canalla de las alturas y las bajuras, vamos.
La segunda obra, también maestra, es como yo me imagino a este tipo de diosas: ensimismadas, creídas, crecidas en un mundo irreal gobernado por el rey glamour y conservadas en ese universo último donde el jardín se vuelve invernadero abigarrado de fetiches y glorias pasadas, conservando un recuerdo que el mundo marchita y solo se conserva en ese espacio.
Llego hasta el Retiro comenzando a pensar en inglés recordando como recibí la noticia de la otra Diva: un sms diciendo que la Thatcher ha fallecido por “stroke”. Mi amiga Pandora ya lo estaba celebrando en Gloucester rd cuando en BBC mostraba el establishment y los periodistas de Oxford con voz engolada desde Moscú, Washington y London. Eso es nivel. Mi mente viaja años atrás a mi Eternal Great Britain de Bristol, a la bohemia de GloucesterRd mientras imagino que habrá muchas rondas de pintas en esa zona canalla de ‘broken heroes’. Mandé unos sms a las dos islas y las respuestas son similares.
Yo de la Thatcher, mi imagen nace con mi abuelo, viéndola en la tele allá en el siglo XX diciendo ‘vaya mujer, toda una estadista’. Se desarrolla la opinión, hacia lo alto, cuando estudio económicas y veo que lo que hace esa mujer, bien o mal, sólo es apto para la clase extinguida de los políticos con Principios, se me confirma cuando trabajo por el día con los tecnócratas high class de Queen Street y se me viene abajo cuando llega el atardecer y me uno a la bohemia de GloucesterRd, cuyos adjetivos sobre la Dama de hierro no son apropiados para ponerlos aquí ni en inglés. En todo caso dejo un estracto de sms de una de las personas mas importantes de mi vida – negra (poco) por fuera y roja (muchísimo) por dentro  ‘…the country has never recovered from the divisiveness, even now many people are gloating that the disabled and other poor people are to have their benefits cut from today.
De Sara, Saritísima se despidió el personal con respeto y curiosidad de papel couché, de Maggie se hicieron manifestaciones en Londres cantando en camino de Oz “The witch is dead”. Aquí en LosMadriles se la dedicó una plaza por el establishment liberal casi en frente, que cosas, de la estatua de Blas de Lezo, levantada a petición y pulso por Pueblo tradicional, casualidades, en fin.
Ambas, DEP.

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