Amando de Miguel presenta su último libro en Madrid: “El cambio que viene”. Le acompañan Esperanza Aguirre y el periodista Carlos Cuesta. Sucedió en el Centro Asturiano en un Madrid con alerta de frío polar.
Anuncian ola polar y la lluvia va dejándose caer helada dibujando arcoíris al fondo de la Gran Vía. Queda media hora para el evento y me refugio en el Nebraska a renacer con un chocolate con churros.
Mi destino esta tarde está aquí cerca, en un Centro Asturiano de ambiente mediático de cámaras y micros que esperan en el portal a Esperanza Aguirre. En el cuarto piso el protagonista, Amando de Miguel, pasea inquieto con corbata “carrascal” mientras saluda haciendo memoria. La fuerza rubia por fin hace entrada y se saludan entre focos mientras pasan al estrado. Una lamentable confusión de horarios hace que tengamos sitio de sobra y el personal va cayendo a cuentagotas.
 
Gran expectación a la entrada de la Casa Asturiana – JMNOVOA
 
 
 Carlos Cuesta, “el mejor periodista del mundo, como le presenta el anfitrión es un hombre sonriente, energético, claro y sin adjetivos. 
 
“Hay mucho que perder en España y hay que levantarla”, frente a los discursos populistas que hacen guiar a la juventud desde banderas anacrónicas. Presenta el libro como respuesta a las cuestiones de por qué una juventud, y no tan joven, ha sido seducida por un discurso, más bien un no-discurso. Negación generada ante la ausencia de ese otro discurso, abandonado por los políticos y el pueblo, que nos haga recordar cómo hemos conseguido lo que se ha conseguido. Entre la construcción y la memoria nos introduce las claves propuestas para regenerar la situación.
ESPERANZA AGUIRRE, AMANDO DE MIGUEL, CARLOS CUESTA
Esperanza Aguirre en su intervención – JMNOVOA
Esperanza, eterna esperanza rubia, el casticismo político asiente, mira, se deja ver, saluda y comienza su faena con la palabra clave y maldita: “Crisis”. “el mayor fracaso lingüístico de los últimos decenios es el cosechado por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero en su lucha por negarse a pronunciar la palabra crisis durante años y años”.
Exacto, la importancia del verbo y la palabra: palabra maldita desde finales del 2007 hasta Mayo de 2010, en silencio cómplice que, al salir a la luz lo invade todo. Tal es así que ahora no se puede utilizar el vocablo en conversación alguna para aplicarlo a la totalidad que va de la economía a los valores.
Aguirre propone dos formas de explicar la palabra: desde el clásico donde “lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de llegar”, hasta la lucidez Orteguiana del “lo que pasa es que no sabemos lo que nos pasa”. Es en esta última donde se encuentra con Amando, que asiente a su derecha con su corbata multicolor. De Miguel puede explicar lo que nos pasa porque es un sabio, sonríe cómplice Aguirre, que aprovecha para felicitarle por los 50 años de autor de libros, artículos y demás caudal de conocimiento. Del análisis inspirado por Ortega para entender lo que nos pasa, desembocamos en Unamuno para descubrir con el autor eso que se llama “intrahistoria”. Desde esa vía caminamos todos los comunes cuando, desde la herramienta de la sociología se unen los vastos conocimientos del sociólogo entre la filosofía, economía, historia y hasta técnica.
ESPERANZA AGUIRRE
Esperanza Aguirre saliendo del centro – JMNOVOA
 
 
Recomienda la reflexión y lectura del manual, Esperanza, a sus colegas políticos a ver si se enteran, tan enfrascados en sus querellas. Discrepa amable con el autor sobre la muy interesante visión de las 4 transiciones que han realizado los hispanos, y el excesivo optimismo que Amando tiene sobre el papel de Bruselas. Optimismo que, vaya, no se rubrica con un eventual “happy ending” del estudio. 
Su media sonrisa de contagia la gravedad barbuda del autor que sonríe desde dentro cuando le cede los trastos para la faena.
Amando agradecido y juvenil, otra vez en ese eterno bautizo que es la presentación de libros, con padrino, madrina y un público al que nos ha hecho ya un retrato sociológico para convenir en que son un muestra exacta entre la marimorena y los votantes del pp. Yo, sospechando algo parecido, me escoro disimuladamente en la columna para no salir en el muestreo y así aprovecho para hacer una foto general del personal.
Centro Asturiano finalmente lleno – JMNOVOA
Agradece a Aguirre con un guiño, simbólico y pragmático del rescate del liberalismo,  representado por la rehabilitación de la estatua de Arguelles que, antaño, quedó lesionado por la embestida accidental y ácrata de un camión, indicando que eso era un “estilo de gobernar”.
Vuelve a su libro, que representa una forma de pensar que se basa en el método de pensamiento “no es lo que parece” donde a partir de la paradoja desarrolla un sentido común polemista y audaz con una coreografía de ideas libres como “lo nuevo no tiene por qué ser bueno”, “¿la austeridad es una cosa mala? Pues yo creo que es buena”, “salir de la crisis no es volver a lo de antes sino a otro modelo” o “una generación no tiene por qué vivir mejor por el hecho de tener más estudios. Quizá se estudiara mas por vocación”.
Es esto una forma de pensar que nos parece limpia por desnuda de prejuicios. Ciertamente, Amando camina por la intrahistoria con la libertad de su corbata de puzle colorín intentado cuadrar el tetrix de la realidad.
Se va acabando la tarde, y sigue llegando gente, cuando crecido y en forma da consejos a la política con frase para enmarcar: «Hasta ahora el régimen se ha basado en un Estado de Partidos, ahora es necesario Partidos de Estado»
Espera un segundo de silencio para dejarme tomar nota de la gran frase en mi tableta y remata con su estado de ánimo: “Soy pesimista, lo que tiene una gran ventaja: uno no se desilusiona fácilmente, pero no del todo, porque, al final nos queda la esperanza”
Publico entregado a Aguirre – JMNOVOA
Hay aplausos, Esperanza risueña se va escoltada por una nube de cámaras como una melé mientras el pueblo muestreado se abalanza en asalto paralelo al poder de la sidra y canapé con avidez indisimulada. Doy un beso a mi amiga Ana y me abro entre  la multitud de empanada mientras me arrojo a una Madrid con lluvia polar.

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