VICTIMAS DEL TERRORISMO AVT
Concentración por las víctimas en Colón

         ¡fuera la música, fuera la música!
El hombre se dirige a los técnicos alzando su mano derecha con gesto airado. La izquierda sujeta una gran bandera de España con crespón negro. Le ayuda un grupo de cinco personas que han venido de Asturias este sábado a Madrid en la concentración por las víctimas del terrorismo.
La música está fuera de lugar, aunque sea sin intención. Música de tono alegre que, en lamentable paradoja, se hace más visible ante la gran ausencia de gente en Colón. Y es que cada vez son menos. Las víctimas, quien lo iba a decir, están solas. Desde aquella época post 11M, tripartita, cuando se comenzó a ejercer en los centros de poder aquello de ‘hay que desactivar a las víctimas’. Y las desactivaron. Haciendo el trueque de cambio de status y, de ser la víctim,a pasar a ser el problema bajo la mirada maleable de un pueblo con alma de gelatina.

Hace sol en Madrid en un finde repleto de actividad en este año de Episodio Nacional. Finde que comenzó en jueves madriles de jardines y homenajes y acaba en la cuna de Europa con la forja de un movimiento de los eternos años 30. Entre medias, en el arcoíris nacional los prohombres azules hacen convenciones en IFEMA, los rosas inflan la agenda electoral por el sur, los naranjas y su líder siguen felices en clave estadística y los morados, ay los morados, preparan efervescentes su desfile de la victoria para la próxima semana.
Nosotros vamos de negro. De luto y rabia con Blas de Lezo y Colón, en esta plaza cada vez mas isla aislada de una sociedad rota que va de compras entre olvidos de no querer recordar.

La música para de repente. Dejando paso a un video de testimonios de abandono, de acentos del sur, limpísimos, que exigen voz antes de que les entierren en la peor fosa, aquella del olvido. Vengo siempre porque cada vez hay más dolor, menos asistencia y mas maldita música. Quién lo iba a decir, desde la matrix mediática a la social, todos estos actos se analizan desde la mediocridad del «a quién beneficia» y el personal embrutecido con rictus de falso pensar se hace preguntas que no vienen a cuento.
La verdad son los muertos, el dolor y la carga traumática que se produce al ver la derrota desde la traición de un pueblo incapaz de respetarse a sí mismo.
¡Fuera la música! Yo vengo a estas concentraciones además, por ser premonitorias, porque es vislumbrar la vanguardia de Las Españas, en las tribus de trinchera que ya han padecido el látigo de lo que viene, y ya están preparados. Son las almas conscientes del dolor mientras el resto todavía sufre de oídas, en plasma y con muchas música. Son el ya, último grito, del crimen matutino del despertar de la tierra. Cada vez son menos y comparten lágrimas negras ante la visión tecnócrata de los que creen que el alma humana funciona con estadística.
DOCTRINA PAROT
Fin de la doctrina Parot


Me atrevo a asegurar que he asistido al último acto por la Historia. En Febrero entramos en un ciclo nuevo que nos va a llevar a la culminación del crimen. Me alegra haber estado donde había que estar este sábado de inicio de año y ya tan crepuscular. A partir de ahora comienza la fiesta, los himnos y el rugimiento atontonador. Frente a eso me uno al buen hombre de Asturias para escuchar los gritos del silencio y decir:
¡¡Fuera la música!!

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