Te extingues en la fosa terminal
de tu cama, arropada por decreto,
en silencio, guardián de un cruel secreto,
y unción de azufre, incienso fatal.
Comienza la Verdad, ¡estate inquieto!
Viajar sin alma en tierra es temporal
pero Ahí, sin amaño judicial,
se exige ver qué esconde el esqueleto.
Gestando odio a paladas, Bolinaga,
de zulo en zulo ya enterraste el alma
y es ahora, la vela está apagada,

el tiempo de buscar trozos con calma.
La muerte ve lo que la vida embriaga,
pero lo Eterno, ni cura ni ensalma.




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